sábado, 12 de julio de 2014

VIVIENDO EN FE Y ARREPENTIMIENTO | Ps. Roberto Perales

Hechos 20:20-21 “...no rehuí declarar a ustedes nada que fuera útil, y de enseñarles públicamente y de casa en casa, testificando solemne-mente, tanto a judíos como a griegos, del arrepentimiento para con Dios y de la fe e nuestro Señor Jesucristo”.

El apóstol Pablo estaba despidiéndose de los líderes de la iglesia sabiendo que en poco tiempo partiría a la presencia del Señor y no volvería a ellos. Su tranquilidad de conciencia estaba fundamentada, como siervo de Dios, en haberles enseñado todo el consejo de Dios y de llamarlos por el Evangelio de Jesucristo al arrepentimiento y fe.

Un creyente genuino nace de nuevo habiendo estado muerto en sus delitos y pecados por obra de la Palabra de Dios y el poder del Espíritu Santo. Al brillar la Luz de Jesús en las tinieblas de su pecaminosidad le es concedida la Gracia del Arrepentimiento de sus pecados al ver la Bondad y Amor de Misericordia que en Jesucristo le fue manifestada al recibir el perdón en la cruz y así le es concedida también la fe en la obra completa de Jesús.

Un hijo de Dios camina diariamente con la conciencia de que aún tiene mucho de pecaminoso en él y sabe que en Hebreos 12:1-2 Dios le exhorta: “...puesto que tenemos en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos también de todo peso del pecado que tan fácilmente nos envuelve (arrepentimiento), y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el Autor y Consumador de la fe...” (Hebreos 12:1-2a). De nuevo tenemos los dos elementos: arrepentimiento para con Dios de nuestros pecados y fe en las abundantes riquezas de Su Gracia y perdón que nos concedió el perfecto sacrificio de Jesús en la cruz por nuestros pecados.

De la misma manera que requerimos de Su Gracia para salvación, debemos recurrir a Su Gracia para vivir cada día que pasamos como peregrinos y extranjeros en este mundo lleno de maldad camino a nuestra morada eterna en lugares celestiales.

Por ello, amada familia, es necesario que aprendamos a reconocer si estamos diariamente en arrepentimiento y fe. Por Gracia, si tenemos derecho a ello por los méritos de Cristo y por ello, no debemos menospreciar esa Gracia que nos ha sido concedida para vivir diariamente en “Su Poder que se perfecciona en nuestra debilidad” (2 Corintios 12:9).