martes, 8 de julio de 2014

UN AMOR DE PACTO PARA SIEMPRE (Salmo 136) | (1era. Parte)

Un amor consagrado y de por vida

Creo que el día en el que toda pareja sufre de un ataque de nervios, aparte del nacimiento de los hijos, es el día de la boda. Ese día en que dos vidas serán una sola, dos creyentes serán una sola carne, dos hermanos en Cristo caminando, de par a par, hombro con hombro, en gracia y en conocimiento durante ese viaje maravilloso y consagrado al SEÑOR llamado “matrimonio”. Creo que es de conocimiento general que el matrimonio bíblico es considerado como un pacto consagrado a Dios y Cristo. El matrimonio en sí mismo es la representación del Evangelio de la Gracia (Léase Malaquías 2:14; Efesios 5:22-33).

Sí, ese día es tan especial no solo por lo que representa en sí, sino también porque delante de Dios recibirán Su bendición para todas las cosas que les esperan. Ninguno de los novios es perfecto o especialista en materia de asuntos conyugales, pero Dios, a través del fruto del Espíritu Santo, les dará la gracia para amarse mutuamente en hechos y palabras. Los contrayentes, como es costumbre en esta clase de celebración cristiana, se hacen votos y juramentos uno al otro. Muy posiblemente hasta citarían una versión ligera o literal de los dichos de Ruth que ha inspirado a muchas parejas de enamorados:

Ruth 1:16-17 “Pero Rut dijo: No insistas que te deje o que deje de seguirte; porque adonde tú vayas, iré yo, y donde tú mores, moraré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú mueras, allí moriré, y allí seré sepultada. Así haga el Señor conmigo, y aún peor, si algo, excepto la muerte, nos separa” (LBLA).

Aún no me he casado, pero si estuviese ahí en el altar, frente a frente con la mujer que nuestro Dios ha destinado para que yo le amase por el resto de mi vida, mirando sus preciosos ojos que destilan de alegría por ese momento tan esperado; creo que expresaría unos votos semejantes y basados en Efesios 5:22-33, mientras sujeto con cariño sus manos con las mías y sus dedos entrelazados con los míos:

“Yo, Albert, he procurado y procuraré tomar como modelo a Jesucristo en todas las áreas de mi vida, incluyendo lo que será mi vida junto a ti, como uno solo contigo de ahora en adelante; por lo tanto, te tomo por esposa a ti, mi amada ________, y te prometo que te amaré siempre de la misma manera que Él amó y ama a Su Iglesia; entregarme a ti como Él se entregó por Su Iglesia sin dudarlo; anhelando y orando por tu santificación por medio de Su Palabra y comunión con Él, tal como Él purifica Su Iglesia; sustentándote y cuidándote, como Él a Su Iglesia; respetarte y amarte tanto o más que a mí mismo, pero teniendo a Jesús como el centro total y absoluto de nuestra existencia juntos; serte fiel y estar contigo todos los días de mi vida, en las buenas y en las malas, en la alegría y en el sufrimiento, en la pobreza y en la prosperidad, en la salud y en la enfermedad; hasta que la muerte nos separe. Y suplico al SEÑOR que me conceda Su bendita gracia para cumplir esta promesa todos y cada uno de los días de mi vida a tu lado…”.

Sí, un amor consagrado y de por vida hacia a una persona que ha sido redimida y perdonada por mediación y gracia del SEÑOR Jesucristo. Si esto es así entre seres humanos imperfectos en proceso de santificación como nosotros, ¿Cuánto más será el amor de Dios para con Su pueblo? ¿Qué nivel y profundidad de amor tiene Él por nosotros?

Conociendo un poco el Salmo 136

El Salmo 136 también nos habla y enseña esta clase de amor que he señalado líneas arriba (sólo les pido un poco de paciencia con la siguiente parte de las generalidades del mismo). Este salmo es parte del conjunto de salmos que comprenden el “Gran Hallel” (Salmos 120-136) (1). La palabra “hallel” en hebreo significa “alabanza” (2). Casi todos estos salmos (15 de 17) son “Cánticos de ascenso” (los Salmos 120-134), es decir, aquellos salmos que eran usados como cánticos por los peregrinos judíos en su camino de subida a Jerusalén (a alrededor de 823m de elevación) en tres fiestas anuales prescritas: (a) Los panes sin levadura; (b) Semanas / Pentecostés / cosecha y (c) Recolección / tabernáculos / cabañas (3). El Salmo 136 es el que pone fin al “Gran Hallel” o “Gran alabanza”. Se desconoce el autor y la ocasión (4), pero lo que sí podemos destacar de él es que era un profundo conocedor de la historia de la redención de Dios para con Su pueblo; especialmente de los libros de la Ley. También comprobamos que este salmo es la expresión de gratitud por la misericordia de Dios sobre Israel. El salmista expresa la forma en que Israel ha de dar gracias al SEÑOR, por cuanto expuso Su misericordia y Su fidelidad de diversas maneras y de distintos medios: En primer lugar, el salmista hace un llamamiento a la alabanza a Dios (vers. 1-3). Por cuanto Él es el único verdadero Dios (vers. 2) y Su señorío es sobre todo y sobre todos (vers. 3). En segundo lugar, el salmista expresa las causas para la alabanza a Dios (vers. 4-22). Las cuáles son las siguientes: Porque Él es Hacedor de maravillas (vers. 4) y es Creador (vers. 5-9); Él es Justo, Redentor, Salvador y Todopoderoso (vers. 10-15); El que protege a Su pueblo de Sus enemigos (vers. 16-20); y el que cumple las promesas de Su pacto (vers. 21-22). Por último, en tercer lugar, el salmista anuncia la alabanza final a Dios (vers. 23-26). Porque Él es pleno de gracia para humillar y exaltar a Su pueblo (vers. 23-24); además de ser el Sustentador de todas las cosas (vers. 25). Por tales bendiciones recibidas, dan gracias por Sus múltiples misericordias para con ellos (vers. 25-26).

Lo que más resalta de esta lista es el testimonio claro y contundente de los atributos y del carácter de Dios. Principalmente, el salmista enfatiza la causa por la que el pueblo de Israel recibe todas estas bendiciones: Su misericordia eterna. El autor usa el estribillo antifonal “Porque para siempre es su misericordia” después de cada estrofa, quizá pronunciada por el pueblo en acción de respuesta de alabanza (6). Precisamente es sobre esta misericordia divina lo que se quiere tratar en esta ocasión.

Un amor constante o Amor de Pacto

Salmo 136:1 “Dad gracias al Señor porque Él es bueno, porque para siempre es su misericordia” (LBLA) (subrayado añadido).

¿Qué tiene que ver la misericordia del Salmo 136 con lo que escribí al principio? La razón es porque esta palabra, “misericordia”, es  la base en todo el Salmo 136 y tiene relación con el planteamiento con el que he iniciado este artículo.

Para comenzar: ¿Qué es misericordia? De las 245 veces que aparece en el AT, la RVR traduce 221 la palabra “hésed” como “misericordia” (7). El pastor y teólogo bíblico Graeme Goldsworthy, autor del libro “Evangelio y Reino”; nos proporciona el contexto acerca del significado de “hésed”:

“La palabra hebrea ‘hésed’ por lo general se traduce misericordia o constante amor. Es un término técnico que expresa la idea de fidelidad a lo que une un pacto. En consecuencia es una palabra favorita que evoca alabanza y acción de gracias de la fe que los que contemplan la fidelidad de Dios para con su pacto” (8).

Los estudiosos contemporáneos del AT suelen sostener que el significado correcto de este sustantivo hebreo, cuando se aplica a Dios, es “amor del pacto”, “amor leal”, “fidelidad” y “amor constante” (9). Cuando se aplica a Dios, “hésed” significaba Su resuelta fidelidad a Su Pacto o Su amor manifestado en el Pacto. Este es el sentido que se usa en los libros de Éxodo, Oseas, Miqueas, Jeremías y los Salmos. Por ejemplo (10):

Éxodo 20:6 “Y muestro misericordia (“hésed”) a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos” (LBLA) (paréntesis añadido).

Oseas 2:19 “Te desposaré conmigo para siempre; sí, te desposaré conmigo en justicia y en derecho, en misericordia (“hésed”) y en compasión” (LBLA) (paréntesis añadido).

Miqueas 7:20 “Otorgarás a Jacob la verdad y a Abraham la misericordia (“hésed”), las cuales juraste a nuestros padres desde los días de antaño” (LBLA) (paréntesis añadido).

Jeremías 33:11b “voz de gozo y voz de alegría, la voz del novio y la voz de la novia, la voz de los que dicen: Dad gracias al Señor de los ejércitos, porque el Señor es bueno, porque para siempre es su misericordia (“hésed”)” (LBLA) (paréntesis añadido).

Salmo 100:5 “Porque el Señor es bueno; para siempre es su misericordia (“hésed”), y su fidelidad por todas las generaciones” (LBLA) (paréntesis añadido).

Salmos 23:6a “Ciertamente el bien y la misericordia (“hésed”) me seguirán todos los días de mi vida” (LBLA) (paréntesis añadido).

En otras palabras, por fidelidad a Su Palabra, a Su Pacto y por amor a Su pueblo es que Él extiende Su favor y bendición para con ellos, aunque no lo merezcan:

Deuteronomio 7:7-9 “El Señor no puso su amor en vosotros ni os escogió por ser vosotros más numerosos que otro pueblo, pues erais el más pequeño de todos los pueblos;  mas porque el Señor os amó y guardó el juramento que hizo a vuestros padres, el Señor os sacó con mano fuerte y os redimió de casa de servidumbre, de la mano de Faraón, rey de Egipto. Reconoce, pues, que el Señor tu Dios es Dios, el Dios fiel, que guarda su pacto y su misericordia hasta mil generaciones con aquellos que le aman y guardan sus mandamientos” (LBLA).

Goldsworthy explica la situación acerca del pueblo de Israel delante de Dios:

“¿Por qué Dios mueve todo para realizar una obra de salvación para una nación rebelde? Desde el punto de vista del Antiguo Testamento, se debe a que Él es fiel al pacto que hizo con Abraham como un pacto eterno (Génesis 17:7). Dios quiere mostrar su amor constante o su amor de pacto a su pueblo elegido (Léase Isaías 54:7-8; Jeremías 33:10-11; Miqueas 7:18-20)” (11).

Precisamente, el Salmo 136, presenta “hésed” en el que cada versículo contiene el estribillo “porque su hésed permanece para siempre” (12), es decir, “para siempre es su misericordia” (Léase Salmo 136: 1, 2, 3, etc.); en realidad, el salmista quería decir: “para siempre es su amor” (13), o dicho de otra forma más literal: “porque para siempre es Su Amor de Pacto para con nosotros”. Como lo asegura y testifica el salmista en base al conocimiento de la historia de la relación de Dios con Su pueblo, esta misericordia especial de Dios es eterna; este Amor de Pacto es para siempre:

Isaías 54:8 “En un acceso de ira escondí mi rostro de ti por un momento, pero con misericordia eterna tendré compasión de ti —dice el Señor tu Redentor” (LBLA).

Jeremías 31:3 “Desde lejos el SEÑOR se le apareció, diciendo: Con amor eterno te he amado, por eso te he atraído con misericordia” (LBLA).

Por citar un ejemplo, a la casa de Israel se le asociaba con la figura de una mujer desposada; a quién Dios denunció sus adulterios y pecados, su continua desobediencia y quebrantamiento de Su Ley:

Jeremías 3:20 “Ciertamente, como una mujer se aparta pérfidamente de su amado, así habéis obrado pérfidamente conmigo, oh casa de Israel —declara el Señor” (LBLA).

Aún así, El SEÑOR se compadece de Su pueblo por causa de Su Amor de Pacto:

Jeremías 3:21-23 “Se oye una voz sobre las alturas desoladas, el llanto de las súplicas de los hijos de Israel; porque han pervertido su camino, han olvidado al Señor su Dios. Volved, hijos infieles, yo sanaré vuestra infidelidad. Aquí estamos, venimos a ti, porque tú, el Señor, eres nuestro Dios. Ciertamente engaño son las colinas, y el tumulto sobre los montes; ciertamente, en el Señor nuestro Dios está la salvación de Israel” (LBLA).

El salmista, como hemos dicho, es un conocedor de las Escrituras, especialmente del Pentateuco (Los libros de Génesis a Deuteronomio):

Dios mostró Su Amor de Pacto para con Su pueblo, a través de Su creación: Los cielos, las aguas y las lumbreras (compare el Salmo 136:4-9 con Génesis 1). Dios muestra Su Amor de Pacto para con Su pueblo a través de Su redención: Los liberó de la esclavitud y servidumbre de Egipto, con Su poder los sacó de en medio de esa nación, se glorificó al abrir el Mar Rojo para que Israel pasara a través de él en dirección al desierto, y destruyó a Faraón y sus ejércitos (compare el Salmo 136:10-15 con Éxodo 11-14).

Dios mostró Su Amor de Pacto para con Su pueblo a través de Sus dádivas de gracia: Los protegió de todos sus enemigos e hiriendo a reyes, con tal de dar la heredad de la tierra de Canaán a Su pueblo, tal y como lo había prometido a sus padres los patriarcas (compare el Salmo 136:16-22 con Números 14-26).

Por último, Dios muestra Su Amor de Pacto para con Su pueblo a través de Su fidelidad para con ellos (compare el Salmo 136:23-26 con Deuteronomio 7:7; 9:4-5 y Ezequiel 16:1-5).

Con todo esto, en cada uno de los actos poderosos y misericordiosos del SEÑOR; el salmista exhorta a ser agradecidos con el Único Dios verdadero que se dignó en llamar a un pueblo que no era pueblo, a quienes amó como Su amada y Su esposa (tal como dicen figurativamente los profetas Jeremías y Oseas); y aclamar con júbilo y humillación:

“¡Porque para siempre es Su Amor de Pacto para con nosotros!”.

Continuaremos con la segunda parte del Amor de Pacto de Dios. Por lo pronto:

¡Sólo a Dios la Gloria!
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Notas bibliográficas:
(1) y (3): “BIBLIA DE ESTUDIO MACARTHUR”, RV1960; Nota 120:1-7, Ps. John MacArthur. Grupo NELSON; pág. 801.
(2): “BIBLIA DE ESTUDIO MACARTHUR”, RV1960; Nota 113:1-9, Ps. John MacArthur. Grupo NELSON; pág. 791.
(4) y (6): “BIBLIA DE ESTUDIO MACARTHUR”, RV1960; Nota 136:1-26 a la nota 136:23 “nuestro abatimiento”, Ps. John MacArthur. Grupo NELSON; pág. 808-809.
(5): Una versión libre del bosquejo presentado en…. “BIBLIA DE ESTUDIO MACARTHUR”, RV1960; Nota 136:1-26 a la nota 136:23 “nuestro abatimiento”, Ps. John MacArthur. Grupo NELSON; págs. 808-809.
(7) y (13): CHESED (jésed) | Nota de Facebook, publicado el día 19 de noviembre de 2009 por Daniel Alejandro Flores (Administrador de la página web “El texto bíblico”). Fuente electrónica: https://www.facebook.com/notes/el-texto-b%C3%ADblico/chesed-j%C3%A9sed/209848480309
(8), (11) y (12): “Evangelio y Reino”, “Una perspectiva cristiana del Antiguo Testamento”; Graeme Goldsworthy. Editorial Torrentes de Vida. 2005; pág. 99.
(9) y (10): “Teología Sistemática: Tomo I”, “Bíblica, Histórica y Evangélica”; James Leo Garrett. CASA BAUTISTA DE PUBLICACIONES, 2006, págs. 250-251.