martes, 12 de junio de 2012

¿ES BÍBLICO UNGIR CON ACEITE A ENFERMOS? (1era. Parte)

EL CONTEXTO HISTÓRICO Y CULTURAL

Aspectos básicos del aceite

El uso del aceite tenía los siguientes propósitos, según la costumbre judía [1]:

Del idioma hebreo «suk», «ungir el cuerpo después del aseo», similar al el idioma griego «aleiphõ» en el NT, se usa comúnmente de la práctica entre los orientales de ungir el cuerpo, o sus partes, para comodidad, presencia, amistad, medicación u honras funerarias:
Para el aseo ordinario (Léase Rut 3:3; 2 Samuel 12:20; 2 Crónicas 28:15; Mateo 6:17).
Su descuido era señal de duelo (Léase 2 Samuel 14:2; Daniel 10:3).
Como acto de cortesía (Léase Lucas 7:46; Juan 12:3).
También se ungía a los enfermos (Léase Marcos 6:13; Santiago 5:14) y a los cadáveres (Léase Marcos 14:8; 16:1).
Uno de los castigos de Israel iba a ser que los olivos no darían aceite para la unción (Léase Deuteronomio 28:40; Miqueas 6:15).

Del idioma hebreo «mashach», y del griego «chrinõ» o «criõ», «extender, ungir» para un cargo»:
Se ungían los reyes: Saúl, David, Salomón, Joás, Jehú y Hazael son ejemplos de ello.
También eran ungidos los profetas (Léase Salmos 105:15; 1 Reyes 19:16).
Para la unción de los sacerdotes se empleaba un aceite especial preparado según las instrucciones divinas (Léase Éxodo 30:30; 40:13).
Con este mismo aceite fueron ungidos el tabernáculo y sus utensilios (Léase Éxodo 40:9, 10).

La ofrenda de flor de harina era amasada con aceite (Léase Levítico 2:1, 4), tipo de la humanidad pura del Señor Jesús y de su sellamiento por el Espíritu Santo. El leproso sanado era ungido con aceite (Léase Levítico 14:17, 18).

Otros usos del aceite

A menos que se indique ungüentos u óleos cosméticos (Léase Rut 3:3; 2 Samuel 14:2; Salmo 104:5), u óleo de mirra (Léase Ester 2:12), en las demás referencias bíblicas al aceite se entiende el producto que se extrae del fruto del olivo. La abundancia de olivos (―Olea europea‖) en la antigua Palestina permitió un floreciente comercio con Tiro y Egipto. Salomón proveyó grandes cantidades de aceite a Hiram como parte de pago por la construcción del templo (1 Reyes 5:11; Ezequiel 27:17), mientras que Egipto importaba considerables cantidades de aceite palestino (compárese Oseas 12:1), debido a que el clima egipcio no permite un efectivo culto del olivo.

Como elemento importante de las ceremonias religiosas, el aceite ocupaba un lugar prominente entre las primicias que se ofrecían (Léase Éxodo 22:29), y estaba, también, sujeto al diezmo (Léase 4 Deuteronomio 12:17). Las ofrendas de harina frecuentemente se mezclaban con aceite (Léase Levítico 8:26; Números 7:19), y la lámpara del santuario (Léase Éxodo 25:6) se llenaba con aceite recién prensado (Léase Levítico 24:2). Se empleaba aceite ceremonialmente en la consagración de los sacerdotes (Léase Éxodo 29:2), en la purificación de los leprosos (Léase Levítico 14:10 –18), durante los sacrificios diarios (Léase Éxodo 29:40), y al completarse el voto del nazareo (Léase Números 6:15). Pero en ciertas ceremonias no se empleaba el aceite, por ejemplo en la ofrenda por los celos (Léase Número 5:15) y en la ofrenda por el pecado (Léase Levítico 5:11).

Se usaba mucho el aceite de oliva en la preparación de alimentos, y reemplazaba la mantequilla en la cocina (Léase 1 Reyes 17:12–16). Un uso igualmente popular en la esfera doméstica era como combustible para las pequeñas lámparas que abundaron desde épocas primitivas en Palestina. Tanto las portátiles como las de otros tipos tenían generalmente una muesca en el borde en la que se ponía una mecha de lino o cáñamo (Léase Isaías 42:3). Al llenar la lámpara con aceite de oliva, la mecha producía una llama estable hasta que se terminaba el combustible. Era costumbre en la época del NT, que quien llevaba estas lámparas se prendiera en un dedo un pequeño recipiente de aceite de oliva por medio de un cordel. Si era necesario volver a cargar la lámpara en cualquier momento se disponía así de una reserva de aceite (compárese Mateo 25:1–13).

Aparte de su uso en la consagración de los sacerdotes (Léase Éxodo. 29:2), el aceite era un importante elemento ritual en el reconocimiento ceremonial del rango monárquico (Léase 1 Samuel 10:1; 2 Reyes 1:39).
En la época del AT se producía aceite de oliva empleando majaderos o morteros (Léase Éxodo 27:20), o moliendo las aceitunas en una prensa de piedra. En las excavaciones llevadas a cabo en Taanac, Meguido y Jerusalén se han encontrado prensas cavadas en la roca viva. Un gran rodillo de piedra accionado por dos personas trituraba las aceitunas hasta convertirlas en pulpa, la que luego se pisaba (Léase Deuteronomio 33:24) o se sometía a prensamiento adicional. Una vez quitadas las impurezas, el aceite estaba listo para usar. El huerto de Getsemaní (―gat_sûemen‖,‗prensa de aceite‘) recibió este nombre por las prensas de piedra colocadas allí para sacar aceite de las aceitunas que se cosechaban en el monte de los Olivos.

Comúnmente se empleaba aceite para ungir el cuerpo después de un baño (Léase Rut 3:3; 2 Samuel 12:20), o como parte de alguna ocasión festiva (compárese Salmo 23:5). En el Egipto antiguo un sirviente generalmente ungía la cabeza de cada huésped a medida que tomaban su lugar en la fiesta. El ungimiento de los enfermos (Léase Santiago 5:14) en la época del NT se había convertido en un rito casi sacramental. Josefo registra como peculiaridad de los esenios el que no se ungían con aceite, por considerar que el hacerlo los volvía ―impuros‖ (Léase Guerras de los judíos 2:123).

La presencia del aceite simbolizaba alegría (Léase Isaías 61:3), mientras que su ausencia indicaba pena o humillación (Léase Joel 1:10). En forma similar, se empleaba el aceite como imagen de bienestar, alimento espiritual o prosperidad (Léase Deuteronomio 33:24; Job 29:6; Salmo 45:7) [2]. 

El uso específico del aceite para fines medicinales 

Desde la antigüedad es común en la cultura judía que la unción con aceite fue una de sus costumbres. Era muy apreciado por ellos (Léase Proverbios 27:9 y Amós 6:6). Dentro del marco bíblico, y del contexto cultural judío, el aceite era usado como:

Refrescante para el cuerpo (Léase 2 Crónicas 28.15).
Ungüento medicinal (Léase Marcos 6.13; Santiago 5.14)
Para sanar heridas (Léase Isaías 1.6; Lucas 10.34).

Analicemos algunos de estos y otros versículos sobre el uso del aceite para ungir con propósitos medicinales:

Salmo 92:10 ―Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo; seré ungido con aceite fresco‖ (Subrayado añadido).

Este pasaje demuestra que el aceite era un refrescante para el cansancio muscular, es decir; con el fin de restablecer fuerzas.

Isaías 1:6 ―Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite‖ (Subrayado añadido).

En este versículo es claro que lo que no fue suavizado con aceite fue desde la planta del pie hasta la cabeza.

Lucas 10:34 ―y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él‖ (Subrayado añadido).

Este texto bíblico proviene de la ―Parábola del Buen Samaritano‖ (Léase Lucas 10:25-37), en el que se relata que un samaritano recoge a un hombre herido, quien cayó en manos de unos ladrones.

Cabe notar que esta parábola es un reflejo de la sociedad judía en cuanto al uso del aceite sobre las heridas.
Como medicamento se empleaba el aceite de oliva tanto en forma interna como externa. Sus cualidades emolientes y protectoras hacían que fuera un remedio valioso para los desórdenes gástricos; también se conocían en la antigüedad sus propiedades como laxante suave [3].

Plinio el Viejo, en el Siglo I (El tiempo de la iglesia primitiva), ya empleaba las hojas de olivo (solas o mezcladas con aceite o miel) para cicatrizar úlceras, y el aceite contra la fiebre, el cansancio muscular y las convulsiones tetánicas. El aceite de oliva es un gran impedimento para la oxidación celular, por lo que contribuye a prevenir muchas enfermedades e, incluso, la vejez prematura [4].

Ahora, en el contexto de la epístola de Santiago se dirige a creyentes judíos que probablemente padecían persecución bajo Herodes Agripa I (Léase Hechos 7:31-34; ca. 44 d.C.), lo que alude a que posiblemente que hayan padecido heridas por causa del evangelio. La prueba interna está en el primer capítulo de esta epístola. Además en ese tiempo era común las amenazas de muerte, los asaltos, los ataques de fieras salvajes, los apedreamientos, azotes, prisiones, etcétera (Léase Lucas 10:30; Hechos 7:58-60, 12:1-5, 14:19; 2 Corintios 11:22-33; Filipenses 2:25-27).

Continuaremos la segunda parte en la próxima entrega. Por lo pronto: 

¡Sólo a Dios la Gloria!

Continúa con la:  | 2da. Parte |  

Nota: Antes de realizar cualquier comentario, criterio, réplica o contra-argumento, se les pide de favor que lean toda la serie completa. Muchas gracias por su comprensión. 
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Notas bibliográficas:
[1] ―DICCIONARIO BÍBLICO CARIBE‖, pág. 970-971.
[2] y [3] ―NUEVO DICCIONARIO BÍBLICO CERTEZA‖ versión para E-Sword
[4] – Fuente electrónica: http://www.sabor-artesano.com/aceite-oliva-salud.htm